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Cuando a alguien se dedica a hacer retratos con miles de corchos de botellas de vino, la primero que pensas es que viene de una familia con una gran bodega.
Pero al conocer su historia, nos damos cuenta que se encuentra tan cerca de la vitivinicultura como cualquiera de nosotros: "Me gusta compartir una copa de vino con mi familia o amigos en la sobremesa de las cena.  Pero no, no tenemos una bodega, ni viñedos, aunque mi padre cultiva una parra en su jardín”
Durante años, Scott Gundersen recogió miles de corchos utilizados en restaurantes, por amigos, familiares y vecinos, con los que creó impresionantes retratos.
Gundersen nació cerca del lago Michigan en la costa norte del Estado en un pueblito costero llamado Ludington. Tiene 35 años y es profesor en un instituto en Grand Rapids, donde vive con su mujer
y sus dos hijas. Ilustra a gran escala los retratos y después comienza a separar cada uno de los corchos por tonalidades para lograr generar profundidad de luces y sombras
en el retrato
. Cada cuadro requiere miles y miles de corchos, en algunos utilizó 3.621 y en otros hasta 9.000 de estas pequeñas piezas.
"Dependiendo de la antigüedad del vino, del tipo de caldo o del corcho así será el color que deje en la base del tapón. Es impresionante el infinito número de tipos de rojo que se pueden obtener.
Solo ocasionalmente trato algunos corchos con vino mezclado con tinta para conseguir un efecto más oscuro. Esos tonos son los más difíciles de conseguir”.  Lo cierto es que este joven artista estadounidense comprendió cómo transformar el aroma, el brillo y color de ese líquido llamado vino para hacerlo imperecedero no solo en la memoria, sino también en evocadores retratos que pueden colgarse en las paredes de casa.
Y cuenta:  “Todo empezó en el verano de 2007. Estuve viajando por África y me inspiró de una manera total la capacidad que tiene aquella gente para sobreponerse a la falta de recursos materiales con la que viven: el ingenio y la inteligencia que demuestran dánndole uso a todo aquello que tienen: reciclan cosas que la mayoría de la gente consideraría basura,  con ello construyen herramientas, ropa y arte. En Estados Unidos lo llamamos reciclado, pero para ellos es mucho más que eso. Su ingenuidad fue muy inspiradora y me hizo preguntarme qué cosas que normalmente tiraría a la basura podría utilizar en mi quehacer artístico”
.
En este video, podemos ver lo que Scott hizo con 3.621 corchos de vino.
Hacete de tiempo, destapá unos tintos y empezá a juntar corchos...cambia tu fama de bebedor empedernido por la de "artista".