Esta vez, les propondremos algo distinto y es utilizar “uvas congeladas” para enfriar bebidas, como el vino, el espumante o cualquier otro trago, logrando que conserve su sabor, aroma y temperatura ideal. Esto proporciona además, un aspecto “muy chic” y es el poder terminar la copa comiendo las uvas. Las uvas se pueden congelar. Hay un tipo de vino que se elabora con las uvas congeladas llamado “icewine” o vino de hielo que se hace en países de climas muy fríos como Alemania, Canadá y Australia y que hoy ya cuenta con su versión “made in Argentina”. Ahora bien, vamos a ver cómo congelar uvas en casa. La forma más sencilla es hacerla con uvas fuera del racimo (desgranado), enteras, bien lavadas y secas. Una vez limpias y secas, colocamos las uvas sobre una bandeja bien extendidas sin que se toquen entre ellas. Esta bandeja la introducimos en el freezer y la dejamos hasta que las uvas estén congeladas. El tiempo dependerá de la temperatura del freezer, cuanto más baja sea la temperatura más rápido se congelarán y esto es bueno porque el producto sufre menos. Cuando las uvas están congeladas se pueden pasar a una bolsa con cierre hermético, sin que quede aire en su interior, lo más separadas posible, para que sea fácil retirar la cantidad de uvas que deseemos cuando las necesitemos. El tiempo para mantener la uva congelada sin que pierda muchas propiedades es de entre 6 y 12 meses. Después de este proceso las uvas no resultan igual que frescas, al congelarlas se rompe las paredes celulares de la fruta y cuando se descongela su textura es más blanda, y parecen más cremosas. Este detalle original y creativo es una alternativa perfecta para enfriar bebidas y sorprender con una original presentación.